domingo, julio 17

Fernando.

Lamento el día en el que decidí llamarte tío. Lamento el día en el que llegué a sentir respeto por vos. Lamento el día en el que te llegué a querer.
Mi mamá, hubiese dado su vida por vos, y ni llamás. Ni preguntás como está, qué le pasa, qué necesita. ¿Tu hermano? ¿El apoyo que tu hermano te dio toda su vida? ¿Acaso te lo pasas por el orto? ¿Acaso todo lo que tu hermano te dijo, cómo te ayudó, lo que dió por vos, lo tiras a la basura? ¿Acaso te olvidas de que fue él el único que estuvo cuando te derrumbaste? De que fue el que siempre estuvo ahí para vos, de qué fue quien te brindó su hombro a vos, cuando tenía millones de cosas aparte en la cabeza.
Me das asco, me da asco verte, me da asco que me hables, me da asco que me toques. Sos una mierda, al igual que la mayoría de la familia.
No me interesa lo que hagas, ni lo que digas, ni lo que te pase. Ya no más.
A partir de hoy, no sos parte de mi vida.

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