domingo, junio 19

No podría explicarte cuándo empezó. Qué día, a qué hora. Cuál fue la primera vez que en lugar de discutir dije "tenés razón" y me quedé callada.
Cuándo fue la primera vez que me enrollé en la sábana para que no me despertaras esa noche; ni la vez que estrené un camisón impregnada de dioríssimo y él se quedó dormido antes de que me metiera en la cama.
Tampoco puedo decirte que no me quiere o que no lo quiero. Podría darte un ejemplo: hay pájaros brillantes, multicolores, bellos... ; nuestro amor de ahora es tan sólo un gorrión.
De mí, a él le deben fastidiar cientos de cosas. Las tolera, más que por costumbre, por falta de voluntad para enumerarmelas o echármelas en casa.
De él... de él me fastidia esa capacidad absurda de los hombres para "desconectarse" en medio de una discusión y dormise, y esa otra capacidad terrible de olvidar las afrentas a las cuatro de la mañana y arrancarme del sueño con caricias que rechazo, que insistes, y al fin... todo cae en un torrente que me arrastra y me gusta y disgusta y nos envuelve a cada uno en su orilla: él regresando al sueño y yo, a mi rabia he hecha de soledad e insomnio.



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