sábado, marzo 5

¿Qué haría cuando ella entrara? ¿No podría ser él el que dijera “yo” cuando preguntaran si alguien se oponía a esa unión

¿Quién podría ser tan idiota de entregarla al imbécil de mi hermano? pensó. ¿sus amigas la apoyarían? ¿Su madre? ¿Y qué tal su padre? Su padre. Ese hombre sería capaz de entregarla a la persona más intransigente del mundo con tal de que su hija llevara en la frente la marca de pertenecerle a alguien con mucho dinero. Siempre supe que sería así, desde que me contó como era su familia. Y aquel día en el que los conocí pude comprender porque ella ansiaba tanto poder irse lejos y ser libre. Ella siempre fue diferente al resto de su familia, quizás era eso lo que la hacía tan especial, lo que me había hecho enamorar en aquel entonces. Y su madre, ella era una buena mujer, lo era en verdad, pero nunca haría algo con lo que su esposo no estuviera de acuerdo. Era manipulada por él, al igual que su hija. Estoy seguro de que ella no estaba de acuerdo con este casamiento. Pero su hija “debía hacerlo por el bien de la familia”. Su padre no podría soportar que se casara con alguien diferente, quizás con alguien como… yo. sacudió su cabeza para borrar esos pensamientos y oyó el gran ruido de las puertas abriéndose, volteó fugazmente y la vio. Llevaba un hermoso vestido blanco, con una gran pollera y un velo que ocultaba su cara. Caminaba lentamente al altar, dónde su futuro esposo la esperaba con las manos detrás de la espalda.

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